Una colombiana de 74 años es el alma de un conjunto Vallenato angelino
Written by MARCOS A. TEJEDA on July 1, 2018
La colombiana Daisy Guzmán, de 74 años y radicada desde hace más de 50 en Los Ángeles, se inspira en sus experiencias como inmigrante para escribir las canciones que interpreta el conjunto vallenato “Very Be Careful”, integrado exclusivamente por estadounidenses.
Lo que para Daisy comenzó como un juego con sus hijos, Ricardo y Arturo Guzmán, terminó convirtiéndose en el motor y alma del grupo que sus muchachos habían formado junto a Craig Martin, Dante Ruiz y Richard Panta.
La inmigrante recuerda que en una ocasión les dijo a sus hijos que “les tenía una canción” para el grupo. Ellos se la llevaron y el Día de la Madre la sorprendieron al tocar el tema.
A ella le gustó como sonaban sus historias de “inmigrante” en uno de los géneros de música autóctonos de Colombia. qu tiene su origen en la región Caribe de ese país.
“El regalo es de ella a nosotros, porque nos ha dado estas canciones que alegran a la gente. Nosotros somos el instrumento para tocarlo”, dijo a Efe Arturo Guzmán, quién toca el bajo.
Daisy logró transmitir a sus hijos el amor por el español y las raíces culturales de su querida Colombia.
La labor no fue tan fácil, en 1966 cuando Daisy llegó a Estados Unidos, los hispanos no habían ganado el reconocimiento cultural que ahora tienen. Sin embargo, ella y su esposo trataron de mantener en su hogar sus costumbres y el amor a la música de su país de origen.
Ricardo aprendió a tocar acordeón a los 6 años y su hermano también se sumergió en la música desde pequeño.
“Ellos se fueron a Colombia a coger el español mejor y cuando ya vinieron, vinieron con esa cosa de los vallenatos”, recuerda Daisy.
Aunque los hermanos ya habían descubierto a vallenateros como Alejo Durán y Calixto Ochoa, los Guzmán pasaron por varias bandas de rock, corridos y otros géneros que se tocaban en la ciudad, antes de unirse a sus otros tres amigos para conformar “Very Be Careful”.
Los siete álbumes, las giras por Estados Unidos, Europa, Japón y la misma Colombia son muestras del éxito de un conjunto, interesado no en lo comercial, sino en “la música del pueblo”, explica Arturo.
Para Dante Ruiz, de raíces mexicanas y quién toca la campana, la riqueza del grupo es la diversidad que representa. “Hay raíces puertorriqueñas como Richard, que toca la caja, o Craig, (de quien) nadie se imagina que toca la guacharaca en un grupo de vallenato”.
La conexión del público con su propuesta es tan grande que Arturo Guzmán se atreve a comparar al área metropolitana de Los Ángeles con Valledupar, la capital del vallenato en Colombia.
“Somos criados aquí, en California, con palmeras y viento y mar y se parece mucho. Aunque Los Ángeles sea una ciudad mucho más grande que Valledupar, en los barrios se siente igual”, sostiene.
Y esa conexión con el barrio la ha entendido Daisy y reflejado en sus canciones. “Realmente todas las canciones son de la vida real, de la gente o de los vecinos”, dice.
Precisamente el último trabajo de este grupo es un reconocimiento a los trabajos de los inmigrantes. El álbum “Daisy’s Beauty Salon” es un homenaje al salón de belleza que la colombiana abrió en 1978.
El lugar de trabajo se convirtió durante casi diez años en la segunda casa de los hermanos que pasaban las tardes allí haciendo las tareas mientras su mamá arreglaba el cabello de sus clientas.
Es ese tributo a la lucha de sus inmigrantes y el sonido original de Los Ángeles con el que el grupo ha cosechado un nutrido grupo de seguidores. “Apenas tocamos empiezan a bailar y para nosotros es una relación dependiente”, afirma Arturo Guzmán.
Daisy cada vez que puede los acompaña a sus presentaciones, porque ella sabe que el objetivo de las mamás inmigrantes es buscar un futuro mejor para sus hijos.
“Todo el mundo que me conoce me dice: Por usted es que están ellos allá. Por sus canciones”, reflexiona.